Bogotá, 21 de abril de 2025 — En un movimiento que podría reconfigurar los equilibrios geopolíticos en América Latina, Colombia anunció hoy su decisión de unirse a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), el megaproyecto de infraestructura y cooperación económica liderado por China. El acuerdo, que se firmará en las próximas semanas, busca profundizar los lazos comerciales y de inversión entre Bogotá y Beijing, con especial foco en infraestructura, energía y tecnología.
Detalles del Acuerdo
Según fuentes gubernamentales colombianas, la adhesión a la BRI permitirá al país acceder a financiamiento preferencial para proyectos estratégicos, como carreteras, puertos y energías renovables, en el marco de la visión china de conectar globalmente rutas comerciales. El presidente colombiano destacó que esta alianza «fortalecerá el desarrollo económico y generará empleo», aunque aseguró que no afectará las relaciones con otros socios tradicionales, como Estados Unidos.
Reacción de Washington
El gobierno estadounidense, a través de un comunicado del Departamento de Estado, expresó su «preocupación» ante el acercamiento de Colombia a China, recordando que la BRI «ha sido cuestionada por falta de transparencia y posibles riesgos de endeudamiento». Fuentes cercanas a la Casa Blanca sugirieron que este movimiento podría tensionar la relación bilateral, especialmente en temas de seguridad y lucha antidrogas, áreas donde Washington ha sido un aliado clave.
Análisis Geopolítico
Expertos señalan que Colombia, tradicionalmente alineada con Occidente, da un paso audaz al sumarse a un proyecto que China usa para expandir su influencia. Mientras Beijing celebra este «voto de confianza», analistas advierten que el país sudamericano deberá equilibrar cuidadosamente su política exterior para no generar fricciones con EE.UU., su principal socio comercial y militar.
¿El inicio de un nuevo eje? Con este acuerdo, Colombia se une a una veintena de países latinoamericanos en la BRI, en un claro mensaje de diversificación diplomática. Sin embargo, el verdadero desafío será conciliar sus intereses económicos con las presiones estratégicas en un mundo cada vez más polarizado.